Del 19 al 23 de septiembre del año 2012, las 15 mujeres víctimas de violencia y violación sexual, esclavitud sexual y doméstica y 4 hombres (víctimas) dieron su testimonio ante el Juzgador Miguel Ángel Gálvez del juzgado B de Mayor Riesgo en anticipo de prueba.
Previo se había solicitado la competencia ampliada ante la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia, por lo cual el Caso fue trasladado a un Juzgado de Mayor Riesgo en la Capital.
Los testimonios de las valientes mujeres y de los hombres que estuvieron frente al juzgados, revelaron la acciones inhumanas que cometían los soldados en el destacamento militar Sepur Zarco, asimismo cómo los hombres fueron obligados a trabajar para la construcción del destacamento.
Las mujeres fueron forzadas a presentarse al destacamento Sepur Zarco el cual funcionó como centro de recreación y descanso de la tropa; se les obligó a presentarse cada dos días, en el destacamento, donde fueron violadas en forma sistemática y múltiple. Además de ser víctimas de esclavitud sexual también sufrieron esclavitud doméstica porque se le obligó a preparar la comida y lavar los uniformes de los soldados. Asimismo fueron forzadas a proporcionar el maíz y el jabón, lo que implicó que las mujeres fueran sometidas a niveles extremos de pobreza y hambre.
Magdalena Pop una de las Mujeres más jóvenes del grupo, permaneció seis años escondida en la montaña para sobrevivir, en donde ella y muchas otras mujeres vieron morir de hambre a más de un hijo. Magdalena Pop Falleció 4 meses después de rendir declaración en Anticipo de Prueba en un Juzgado Nacional
“Yo ya hice lo que me tocaba, ahora a ustedes les toca seguir el camino a la Justicia”, Magdalena Pop.
Las quince mujeres provienen de las aldeas, La Esperanza, Sepur Zarco, Pombaac, San Marcos y Tres Arroyos, en la Región del Polochic, entre Panzós Alta Verapaz y El Estor, departamento de Izabal, fueron violadas sexualmente por los soldados, en sus casas, frente a sus hijos e hijas en agosto de 1982; Unos días antes miembros del ejército habían secuestrado y desaparecido de manera forzosa a los esposos de las mujeres.
Por más de 30 años las mujeres sobrevivientes, han tenido que vivir los graves efectos porque se les ha condenado a la estigmatización, marginación y pobreza, efectos que también han tenido que sufrir sus familias y sus comunidades.